Su doble moral

¿Qué tal el libro?, preguntan. Me preguntan siempre. Y lo agradezco. No todo el mundo escribe libros en estos tiempos de imposiciones de maternidad obligatoria en pos de una vida que no es. Que no es ni vida, ni ser. Exactamente las mismas personas que se niegan a condenar, porque lo aprueban, a aquellas otras que golpeaban a mujeres en los vientres embarazados para que abortaran. Un rojo menos.

Población flotante que ha acuñado mi madre. La que me cura y enjuga mis lágrimas. La que me recuerda lo importante que es lo que estoy haciendo (lo hago para ti mamá). La que me habla: ya sabías lo que era esto Lourdes… Lo sé, lo sabía mamá, pero es muchísimo peor de lo que podía imaginar. Será que mi retorcida mente de roja y atea e individua de dudosa moral pública y privada está incapacitada para llegar a los estados de las nacionales, católicas, mujeres de bien como la fascista. Como la funcionaria de guantes negros de Ventas.

El libro… Él tuvo vacaciones casi todo el mes de diciembre. Lo dejé así como olvidado. Como olvidado… Las vacaciones, las fiestas, Nochebuenas, viejas, años nuevos, reyes… Todo-es-siempre-lo-mismo. Y llegó el momento de retomar la lectura, el análisis, el esquema mental, la ilusión por ver publicadas mis palabras… Pero también llegó el momento de las lágrimas, de los sollozos, de los ojos rojos, de las manos en la cara (contra los ojos cerrados, para no abrirlos, si no veo, nada de esto ha sucedido), de la impotencia, de gritar hacia dentro, de los dientes apretados, de apretar fuerte la foto contra mi corazón. Si lloras no lees, y si no lees no aprendes. Aprendamos pues.

 

Imagen

 Miliciana del Batallón de Acero en la Sierra de Madrid

Fuente: La otra mitad de la historia

Deja un comentario